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EL SINDROME DEL NIDO VACIO

EL SINDROME DEL NIDO VACIO

Existe una época de la vida de algunas mujeres en que el alejamiento de los hijos las hace reflexionar sobre su lugar propio en este mundo y la validez de su proyecto de vida.

Lo cierto es que, cuando los hijos comienzan a tomar vuelo propio para dejar el nido, se plantea uno de los momentos más difíciles para aquellas mujeres que han construido su proyecto de vida sobre la base de una familia regular.

En realidad, no depende de ser hombre o mujer, sino de cuáles son los recursos con que se cuenta para continuar encontrando sentido a la existencia.

Vivimos en un mundo en el que ser mujer está muy fuertemente relacionado con ser madre, y la relación con los hijos constituye, por lo tanto, un pilar muy importante de la identidad femenina.

Todavía en la actualidad muchas mujeres adquieren el estatus de tales a través de su rol de madre-de-sus-hijos, relación que se funda para toda la vida, pero que cambia de forma con el transcurso del tiempo. En la medida en que los niños las necesitan menos y crean otros lazos, suele producirse este tipo específico de alteración del ánimo que se denomina SNV. La madre siente el vacío del nido como un vacío en su identidad. Al no haber construido otros espacios de desarrollo personal, muchas mujeres carecerán de actividad y hasta se sentirán inútiles al no tener ya la responsabilidad de velar por los hijos.

Estamos ante un síndrome, ya que el desorden que nos ocupa se presenta como un conjunto de síntomas. También se lo ha llamado síndrome postmaternal, haciendo referencia a su aparición luego de que la tarea de madre ha llegado a un punto aparentemente inactivo.

Ni es posible evitar el proceso de autonomía de los hijos ni tampoco resultaría psicológicamente saludable. Pero cuando uno –o una– comprende la inevitabilidad de los procesos está en condición de comenzar a trabajar atribuyéndoles una nueva significación. Lo que normalmente nos obligaría a vivirlo como una pérdida, podría por ejemplo ser asumido como un periodo de creciente libertad y posibilidades de autodesarrollo.

Muchas son las herramientas al alcance de aquellas que quieran enfrentar la realidad: terapias psicológicas, grupos de autoayuda, actividades de recreación, estudio, nuevos panoramas laborales, etc. Acercarse a un profesional siempre puede ayudar.

1 comentario

Dreidre -

Es preciosa la capacidad de amar y de perder de las madres. Me gusta ser madre y me gusta ser mujer!!!
Con amor